viernes, 14 de agosto de 2009

EL CARNAVAL DE LOS HOMBRES GRISES


Este es el Título del libro del poeta Pedro Luis Cano, nació en Jaén pero reside en Santa Coloma de Gramanet, Barcelona. Pedro ha ejercido diversos oficios destacando en los últimos años como productor musical y letrista.
Ha publicado Viaje al estanque de los peces dorados en la coleccion l'Esguard de La garúa en 2003, La sombra prestada en la colección Harmatán de Paralelo Sur y El carnaval de los hombres grises, de paralelo sur Ediciones.
P.L.Cano Es un poeta que invita desde el primer momento a la sublimación del poema y la amistad y es justamente esta palabra la que utilizan sus ojos y sus manos; y como dice Jordi Valls "los amigos son imprescindibles en la poesía de P.L.Cano"; sus poemas van siempre en la búsqueda de alguna luz pasada la oscuridad de la noche, de algún verso que le traiga a Jaén a sus pies y por supuesto también "harto" de pertenecer al carnaval de los hombres grises y al igual que el poeta salteño M.J.Castilla , parecería que el Cano dijera "Me dejo estar sobre la tierra porque soy el gozante."
Les entrego algunos poemas que llevan el sello de su poesía.
ALBA
a todos los que ven amanecer
Alba.
El poema decía:
las llagas del alba saquean la noche.
La seducción está en cruzar las arenas movedizas.
NÁPOLES
El Vómero.
San Marino.
La tumba de Virgilio.
Un vaso de grappa moliendo el tiempo.
El cielo en primavera,
un cielo infinito y el sol iluminando el Vesubio.
Compró un óbolo brillante a un bambino.
EL GRAN CARNAVAL
Harto ya de formar parte
del carnaval de los hombres grises
he decidido llenar mi boca de tierra.
No tengo pertenenecias: anduve el tiempo y presté
mi voz.
Perdedor perpetuo. Parido en cuclillas un día
cualquiera.
Elegí saltar sin mirar el abismo asido a la nada.
Amigo de muertos y vivos
me enemisté con los números
pues mi ropa siempre estuvo gastada.
Intenté atesorar palabras más nunca lo conseguí
aunque cincelé alguna.
A nadie dije que esperara ya que jamás me encontré.
Me interesó lo inútil
y así siempre cuesta arriba
dejé la canción de mis albarcas.
Una vez oí respirar un árbol
antes de unirse al fuego.

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