Miro al fondo de sus ojos:
hay inmensidad
y fuego.
Sé que estoy en otro punto
de la historia
pero me aferro a esa luz que se está
transfigurando
a esa esquina
que se aleja
y despacio
me dice adios,
como un latigazo suena la palabra;
aún así voy
me siento en sus faldas
y me acurruco
esperando volver a mirar el barrio maravilla
mi mundo
el mundo
lo perdido.